Iklan
Saint Barth, Caribe. San Bartolomé, St. Barth, St. Barths o São Bartolomeu: hay varios nombres posibles para identificar una sola isla. St. Barth, como muchos prefieren llamarlo (¡y nosotros también!), es un lugar tranquilo y bien conservado que se parece mucho a un lujoso trocito de Francia, en medio de las aguas cristalinas del mar Caribe.
Con el ritmo tranquilo de un pueblo rural la mayor parte del año, donde los pájaros cantan por la mañana temprano y la gente se saluda por la calle, está claro que se trata de un destino único.
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En la isla francófona, que utiliza el euro, las costumbres del viejo continente están siempre presentes, empezando por el desayuno, que casi siempre viene acompañado de buenos cruasanes.
Pienso en St. Barth más como un destino europeo que latino.
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La isla es un paraíso para quienes quieran disfrutar de playas hermosas y rústicas, sin el acoso de los vendedores.
Las playas de aguas transparentes parecen haber sido meticulosamente diseñadas para combinar con las sinuosas colinas y el vibrante cielo azul.
No hay forma de no rendirse a un baño, capaz de aliviar el fuerte calor de la región.
St. Barth, cuya capital es la encantadora Gustavia, presenta un ambiente lujoso y exclusivo, dedicado sobre todo a quienes no piensan en ahorrar dinero: todo viaje tiene su precio y allí no es meramente simbólico.
A pesar de ser tranquila la mayor parte del tiempo, la isla también tiene su lado agitado, con mucha gente, fiestas y discotecas durante la temporada alta (invierno).
Es un destino en el que, a pesar de las condiciones geográficas impuestas, desfilan coches modernos y atracan grandes yates.
Fiestas y relax, playas para salir de fiesta o disfrutar de la bucólica vista, no importa su preferencia; St. Barth garantiza un contacto extremo con la naturaleza.
Espere encontrar buenos restaurantes, gente amable y vistas impresionantes.
¿Qué hacer en St. Barth?
Al viajar a una isla, nada mejor que disfrutar de sus playas, al fin y al cabo, son los principales atractivos de St. Barth.
No obstante, conviene recordar que no sólo en la playa se divierten los visitantes; comer bien, ir de compras y disfrutar de la vida nocturna también forman parte de un itinerario por el destino.
Entre las playas que no debe perderse, destacan St. Jean y Shell Beach, en la zona urbana.
La playa de Shell, a pesar de ser pequeña, conquista a muchos viajeros por su tranquilidad y aguas tranquilas.
Tiene muchas conchas en la arena y suele ser una playa a la que los padres llevan a jugar a los niños pequeños.
Saline, con su aspecto bucólico y tranquilo, y Gouverneur, considerada la playa más bonita de St. Barth, también son de visita obligada; ¡no se las pierda!
A última hora de la tarde es un buen momento para pasear por Gustavia, la capital.
La isla tiene de todo, desde pequeñas tiendas locales que venden recuerdos hasta tiendas de marcas famosas como Cartier y Louis Vuitton.
Gustavia es también un lugar estupendo para contemplar la puesta de sol y, si está allí a esa hora, sacar algunas fotos.
Por la noche, la ciudad no pierde su encanto y ofrece una buena variedad de restaurantes.
Cenar en un lugar agradable como Bonito o L’Isola es una excelente opción. St. Barth cuenta con algunos famosos bares de descanso, en los que se celebran grandes fiestas, sobre todo en temporada alta.
Si su idea es bailar y disfrutar de las fiestas, le recomendamos Nikki Beach, Le Ti St. Barth y Bagatelle.
¿Dónde alojarse en St. Barth?
Esta es una de las cuestiones que merecen atención a la hora de planificar su viaje.
A diferencia de otros destinos caribeños, no espere encontrar en esta isla enormes complejos turísticos ni mega infraestructuras hoteleras; los hoteles de St. Barth tienen todas las comodidades que busca un turista, desde las más sencillas a las más lujosas, pero son pequeños hoteles con pocas habitaciones.
Es interesante la armonía de muchos edificios en medio de los bosques y colinas de la isla, intentando no desfigurar la naturaleza.
Alojarse en un hotel pequeño permite a los huéspedes recibir más atención y disfrutar de un servicio personalizado; este ambiente íntimo, que a veces provoca la sensación de sentirse como en casa, con hoteles que no están orientados a las multitudes, forma parte del encanto de St. Barth.
Alojarse en un hotel no es la única alternativa en la isla. Es muy común que los visitantes alquilen una casa y así tengan aún más intimidad.
Sitios como Booking, Airbnb o la propia web de turismo de la isla son buenas herramientas de búsqueda.
También le sugerimos que se ponga en contacto con los alojamientos por correo electrónico (en inglés o francés), para tener un contacto directo y posiblemente conseguir mejores precios.
Lo cierto es que St. Barth es una isla cara, orientada a un público selecto y con alojamientos caros, pero hay opciones para los que tienen un presupuesto un poco más ajustado.
Si desea alojarse en un albergue sencillo y económico, el Auberge Petit Anse es una de las opciones.
Otras opciones con buena relación calidad-precio son: Salines Garden, Auberge Terre-Neuve, Normandie Hotel y Le Village St. Jean con un servicio excelente.
En cuanto a la ubicación, hay que decir que en diferentes partes de St. Barth hay buenos hoteles y, si alquilas un carro (que es imprescindible), no tienes que apegarte tanto a una zona u otra, ya que hay buenas playas por toda la isla.
Entre las regiones más comentadas están: Gustavia (la capital), que concentra la mayor cantidad de tiendas y buenos restaurantes; y St. Jean, que ofrece una gran playa, además de tiendas y restaurantes.
¿Dónde comer en St. Barth?
St. Barth cuenta con magníficos restaurantes, muchos de ellos sofisticados. La cocina francesa y los platos habituales en Francia son mayoritarios en los menús, aunque hay una fuerte influencia de pescados y mariscos.
No faltarán opciones para quienes disfruten con un plato bien hecho. Aproveche su estancia para degustar buenos vinos y quesos, comer crepes, tartares, aves y carnes, además de pescado, por supuesto.
Para tomar un tentempié diferente y ahorrar dinero al mismo tiempo, el consejo es ir a los supermercados, ¡que están llenos de buenos productos! También es habitual comprar bocadillos o comida para llevar, ya que en muchas playas de la isla no hay tiendas -apueste por Maya’s To Go para una comida rápida-.
Para una comida típica francesa y un crepe, el consejo es ir a La Crêperie.
El restaurante es acogedor y tiene una carta repleta de crepes dulces y salados; son preciosos y sabrosos, no deje de pasarse por allí.
Si quieres comer frente a la playa, el restaurante Dõ Brazil es muy recomendable. El servicio atento y los platos bien servidos, siempre bien presentados, son el punto fuerte del local que, además, cuenta con unas preciosas vistas a Shell Beach.
Entre los restaurantes más populares de la isla se encuentran L’Isola y Bonito. L’Isola se centra en la cocina italiana, con un ambiente sofisticado e iluminación con velas: el lugar ideal para una cena romántica.
En Bonito, que también es bar y tiene DJ, el ambiente es más informal y el menú variado. No espere pagar poco en estos restaurantes, ni encontrar platos bien servidos, lo que resulta ser una característica francesa: comer en pequeñas porciones y por etapas.
El coste de un viaje a St. Barth es elevado y comer no es diferente. Si no tiene mucho presupuesto, Kiki es Mo, en Jt. Jean, y La Crêperie, en Gustavia, son buenos sitios para comer.
Playas de St. Barth
¿Azul verdoso o verde azulado? Es difícil llegar a una conclusión sobre el color del mar en St. Barth, pero es seguro decir que las playas son preciosas y capaces de dejar sorprendido por la belleza del lugar incluso al viajero más avezado.
Siempre acompañadas de una verde colina como telón de fondo, las playas cristalinas proporcionan una experiencia que no todos los destinos caribeños son capaces de ofrecer: un contacto extremo con la naturaleza.
St. Barth tiene éxito por el bombo que se le da, con playas donde ver y ser visto forma parte del programa, y también tiene su lado tranquilo, donde se encuentran las playas preservadas, sin comercio alguno.
Tener playas que agraden a distintos públicos y la posibilidad de encontrar diferentes ambientes llama la atención.
Si quiere disfrutar de un lugar animado, vaya a St. Jean, donde se encuentra Nikki Beach, un famoso beach club, o a La Plage, un resto-bar en plena arena.
La simpática Playa de las Conchas, repleta de caracolas y con un mar en forma de piscina, es recomendable tanto para los que buscan un lugar de aguas tranquilas y bonitas vistas, como para los que quieren una buena estructura junto al mar.
Con poco tiempo en la isla (o no), Anse de Gouverneur es una playa que no debe perderse.
Considerada por muchos la playa más bonita del lugar – sin ningún tipo de comercio, esta playa es de visita obligada por las vistas y las aguas cristalinas.
Otra playa preciosa, grande, donde se puede tener intimidad y paz es Anse de Grand Saline (o simplemente Saline), que también está rodeada de vegetación y no tiene tiendas.
También merece la pena visitar Anse Toiny, que, a pesar del mar algo traicionero y las numerosas rocas, es popular entre los surfistas. Si tiene energía para un buen paseo, vaya a Colombier, donde reina la paz y la tranquilidad.
Un consejo útil es llevar siempre consigo un tentempié o una bebida cuando vaya a la playa. Muchos de ellos carecen de tiendas, por lo que es importante llevar algo de comer o beber.
Vida nocturna en St. Barth
St. Barth, aun siendo una isla pequeña, ofrece entretenimiento para quienes gustan de disfrutar de la vida nocturna.
El lugar se anima durante la temporada alta, cuando la isla se llena de fiestas y recibe a su mayor público; pero si se viaja fuera de este periodo, también hay buenas oportunidades para divertirse.
Si quiere ver gente y tomarse unas copas antes de que caiga la noche, merece la pena dirigirse a Nikki Beach, en St. Jean. El lugar es famoso por sus fiestas y sus estupendas instalaciones frente al mar. Este club es uno de los lugares de moda de St. Barth.
Para quienes prefieran hacer algo ligero por la noche o estén en pareja y busquen un programa romántico, el consejo es ir a los restaurantes de la isla.
Hay varios lugares agradables, como el famoso L’Isola, que sirve comida italiana y está lleno de velas.
Para cenar, y disfrutar de un ambiente jovial, con música y DJ, dos buenas opciones son Bonito y Bagatelle, que, a medida que pasan las horas, se convierten más en un bar.
Para un bar agradable sin demasiada pompa, Le Select es el indicado. Si quiere bailar, vaya a First Floor o al bailadísimo Le Yacht, ambos en Gustavia.
Le Ti St. Barth es un resto bar super famoso, diferente y con un ambiente distinto, con espectáculos de cabaret para el público.
Consejos Para disfrutar St . Barth
En St. Barth y San Martín se aplican las mismas normas de inmigración que en Francia. Quienes viajen por turismo hasta 90 días a San Bartolomé no necesitan visado previo, sólo pasaporte.
Es importante asegurarse de cumplir algunos requisitos previos exigidos por las autoridades francesas, como: billetes de ida y vuelta, reserva de alojamiento, justificante de fondos para el viaje y seguro médico.
La moneda oficial de San Bartolomé y utilizada por la mayoría de la gente es el euro, pero el dólar también se acepta en muchas transacciones (el tipo de cambio varía según el establecimiento).
El uso de tarjetas de crédito está muy extendido y en la capital, Gustavia, hay cajeros automáticos donde se puede sacar dinero.
La isla de San Bartolomé es cara; por lo tanto, no es un destino que recomendamos si se planea un viaje barato o económico.
La violencia no es una preocupación en San Bartolomé. El lugar es tranquilo, seguro y tiene el ritmo de un pueblo de campo, donde mucha gente se conoce y se saluda por la calle.
De vez en cuando se ven coches abiertos en las calles, con pertenencias dentro. Nuestra sugerencia es que aproveches el lugar para relajarte, pero sin descuidar tus cosas.
St. Barth no tiene transporte público; alquile un coche para no depender de los (caros) taxis y tener independencia para desplazarse.
Aparcar en Gustavia puede ser un poco complicado, a veces hay que armarse de paciencia para encontrar un sitio.
Los enchufes de San Bartolomé y San Martín siguen la norma francesa: 220 voltios es probable que necesites un adaptador para recargar tus dispositivos.